Despierta Bogotá

Por: DieGO

Si alguna vez ha escuchado comentarios como "no salga tan tarde que está todo sólo y es peligroso", "vaya rápido porque le cierran", "Véngase temprano porque luego no le pasan buses", "me van a descontar mediodía por it a una cita médica" ó, en medio de un trancón "es que me toca hacer todas las vueltas ahorita porque es el único ratico que puedo", probablemente ha sido en una ciudad dormida, como la mía.

Una ciudad con un serio problema como la sobrepoblación, que tiempo atrás analicé en un artículo, sólo puede ser más grave cuando permanece en un letargo la mayor parte del tiempo, colapsando en horas donde toda la actividad se satura.

Una ciudad como Nueva York ha sido catalogada como capital del mundo por ser la "ciudad que nunca duerme", ejemplo que debería tomar la capital colombiana, mermando muchos de sus dolores más agudos, ¿cómo? ¡Despertando!

La gran mayoría de quienes en Bogotá trabajan, lo hacen de lunes a viernes entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde, poco más, poco menos, y quienes tienen que ver con servicios y atención al cliente de diversas empresas, los sábados en la mañana. Por ende, los que trabajan en esos horarios tienen que salir sí o sí al final de su jornada o el sábado "antes de que cierren" a realizar sus diligencias. Una franja de dos horas al atardecer y unas cuatro los fines de semana. ¿Y el resto?

Dada esta predisposición, el transporte público gira en torno a estos horarios, dejando de cubrir muchas rutas y desconectando diversas zonas desde las siete de la noche, inclusive, desencadenando un mayor movimiento en las horas antes mencionadas, la famosa hora pico, necesariamente caótica por las circunstancias explicadas.

Muchas empresas contemplan turnos laborales de ocho horas. Dos al día. Mientras aquellas que abren las 24 horas, como algunas tiendas de cadena, dan la oportunidad a un tercero para que se gane la vida cada día. A gran escala podría ser un paso en la solución del desempleo. Para la muestra, las noches de "Bogotá Despierta" cuando el comercio abre durante toda la noche, o la ciclovía nocturna.

La creencia popular indica que las horas más peligrosas para salir son aquellas nocturnas donde "todo está cerrado", por la oscuridad y la soledad que consienten la delincuencia, particularmente en algunos sectores. Una ciudad con comercio las 24 horas, elimina esa soledad y limita las posibilidades de criminalidad.

Y finalmente el poder aprovechar todas las horas extra laborales y académicas reduce el estrés, mejora las relaciones laborales y con todo esto, la productividad y el mayor aprovechamiento del tiempo.

Comercio, transporte, movilidad, comodidad para todos, empleo, turismo, mayor aprovechamiento del tiempo, seguridad, todo esto despertará con una mejor ciudad que, actualmente, en las noches sólo ofrece servicios básicos de alimentación, salud y educación... además de la rumba, por supuesto.

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