Que devuelvan las estrellas

Por: DieGO

Toda mi vida he visto orgullosos hinchas de Millonarios ondeando la bandera azul aferrados a tres razones:

Ser "el más veces campeón", ser el equipo colombiano que "nunca ha perdido ante Real Madrid", y la rica historia del "ballet azul" de la época del Dorado.

Curiosamente son razones contadas a gritos por jóvenes menores de 22 años, aquellos que jamás han visto a "su equipo" ser campeón, y razones todas que parecieran derrumbarse, cual castillo de naipes, en menos de una semana. 

Más allá de compartir el pedestal de máximo campeón colombiano con América de Cali, todo comenzó a principio de semana con la sorpresiva propuesta de Felipe Gaitán, presidente del club embajador, quién habló de la posibilidad de devolver las últimas dos estrellas del club, obtenidas con ayuda del narcotráfico (secreto a voces), tema que generó gran discusión durante la semana.

Y llegó el miércoles, partido del Trofeo Santiago Bernabéu, homenaje al gran Alfredo Di Stefano, ídolo de merengues y albiazules, cuando fue el argentino quien asistió al homenaje a Kaká. Uno a uno llegaron los nueve tantos madrilistas, obra de suplentes y canteranos, material más que suficiente para desatar innumerables discusiones en las redes sociales.

Una goleada histórica, a la que los más fervientes seguidores del cuadro capitalino apenas atinaban a preguntar si así le va al líder del país, cómo le iría a los demás; olvidando que Millonarios no representa en sí al fútbol colombiano. NO, lo representa una selección que en esa misma cancha empató ante la mejor selección del planeta, y en esa ocasión sí enfrentó a todos los titulares. Finalmente, ningún otro equipo colombiano ha caído por semejante diferencia ante Real Madrid.

Y con esa manera de jugar, sí, que devuelvan las estrellas, pero no las 1987 y 1988, sino las del Dorado, aquellas conseguidas con jugadores piratas, en la época más oscura del fútbol en nuestro país, no sobra recordar esa era, cuando Colombia estuvo a punto de ser vetada del deporte internacional por la total irregularidad de los jugadores aquí presentes, vergüenza que no se vio, ni siquiera, en 1989 cuando el campeonato fue suspendido. 

Actualmente son pocos los sobrevivientes de esa era, irónicamente orgullo de unos cuantos. Mientras los hinchas de hoy se vanaglorian a viva voz de ser los "líderes" del torneo, una liga que no da estrellas ni trofeos a los "líderes" sino a los campeones.

Cuestión de memoria

Por: DieGO

José Pékerman. Foto: Reuters
Jugando así, Colombia estará en uno de los cuartos de final en Brasil 2014, sin duda.

Jugando como se jugó ante Chile en Santiago y ante Uruguay en Barranquilla. La gran duda es si José Pékerman logrará que la selección juegue así, de memoria. ´Porque si el combinado nacional recuerda cómo jugó en Lima y Quito, no se llega ni a repechaje. 

¿A qué jugará la tricolor contra Paraguay? ¿Cómo lo hará de ahí en adelante? Es el reto de Pek, darle una identidad y hacerla permanecer y prevalecer, estamparla en la memoria de los jugadores, y no únicamente de los once, sino de los que pueden aparecer en cualquier momento de la eliminatoria, y de las generaciones futbolísticas venideras.

Imagen: Noticosta
El técnico argentino ya superó metas menores como lograr que el equipo anote más de dos goles por partido o que el equipo juegue con Radamel Falcao García, y que él anote con la casaca amarilla, sin embargo, falta mucho camino para saber si alcanzará las mayores:

- Clasificar a Colombia a un Mundial y hacer un buen papel en el máximo torneo orbital.
- Cambiar la mentalidad de un equipo acostumbrado a defender el cero en el arco y buscar la mínima diferencia.
- Generar memoria futbolística en el país, y darle una manera de jugar reconocida en el mundo.

Si bien es difícil cambiar algo marcado en la idiosincrasia del país, los dos últimos juegos dan señales muy positivas. Solo el tiempo lo dirá.

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