No me vengan con excusas

Por: DieGO

Pareciera que la única razón de ser de mi teléfono móvil es que la gente escupa ahí sus excusas y me quede mal, sin remordimiento alguno.

Todo indica que, desde la aparición de dichos aparatos, la palabra y el respeto por el tiempo ajeno están más devaluados que un bolívar venezolano. 

Y en especial, el surgimiento de los 'teléfonos inteligentes' ha destrozado los últimos vestigios de la cortesía y los buenos modales tradicionales.

Antes de continuar, quiero aclarar cuatro conceptos:

No es lo mismo una razón que una excusa, la diferencia entre estas dos es el tiempo en que se comunique la información: suponga, querido lector, que tiene una cita conmigo un miércoles y su madre muere en la víspera (espero que no suceda); si usted lo comunica el martes es una razón para cancelar/aplazar la cita y será comprendid@. Si lo notifica el jueves es una miserable excusa y no tendría por qué importarme.

Los otros conceptos totalmente diferentes son comunicar y notificar: lo segundo es dejar un mensaje, bien sea en un servicio de correos postales, un correo electrónico, un papel en un lugar donde se presuma puede ser hallado y mil ejemplos más. No tiene gran valor. Comunicar, en cambio, implica acompañar ese mensaje hasta certificar su recepción y contar con una retroalimentación: cerciorarse de que su interlocutor pueda disponer de su tiempo.

¿Enfermar? A cualquiera le puede pasar, pero hay dos puntos a tener en cuenta: 

Si usted sufre la misma enfermedad cada día de pago o padece el mismo dolor cada que hay luna llena, ¡apáñese! Ya debería estar acostumbrad@ (y vea a un médico, sobra decirlo). 

Y no toda enfermedad es una razón: existen diagnósticos incapacitantes, que incluyen principalmente las patologías contagiosas y las inmovilizantes, y para establecer eso hay un sistema de salud. Si su problema no está en ese catálogo, no lo use como excusa, ¡por algo no le dan incapacidad!

Yo sigo creyendo en el valor de la palabra. Si me comprometo a visitarle el 25 de mayo (nótese que escribo estas líneas en abril), no espere 'reconfirmaciones' ni llamadas de recordatorio el día anterior, ¡cuente con mi presencia ese día 25! 

Todo lo demás es una miserable falta de respeto.

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