Por: Luciano Wernicke
(Moscú 1980)
Foto: klbviktoria.com |
Los jueces miraban una, dos, tres veces las fotos de la final de los 100 metros femeninos —disputada el 26 de julio en el estadio Lenin— y no podían determinar quién había sido la campeona. Los cronómetros habían marcado un empate en 11,06 segundos entre las dos más rápidas, la soviética Lyudmila Kondratyeva y la alemana oriental Marlies Oelsner-Góhr, de modo que las imágenes eran la única salida al espinoso problema. Después de observar cada detalle de las fotografías, los veedores notaron que las cabezas de la soviética y la germana habían cruzado la meta en la misma línea, al igual que los hombros, las caderas y las piernas. Sin embargo, por unanimidad, decidieron que la ganadora había sido Kondratyeva, por un «pequeño» detalle anatómico: sus pechos eran más voluminosos que los de su rival.
Tomado del libro Historias insólitas de los Juegos Olímpicos.
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