Por: DieGO
Con la decisión de la
Dimayor de ascender a dos equipos entre un grupo escogido a dedo para
crear una competencia con 20 equipos, continúan los problemas de siempre
en la Liga:
No erradicaron la infame 'fecha de clásicos', donde habrá muchos partidos sin trascendencia ni historia, y varios que representan una desventaja deportiva para varios equipos. Por ejemplo: No es lo mismo enfrentarse dos veces a Fortaleza o Uniautónoma, que a Nacional o Santa Fe.
Sigue siendo un campeonato sin identidad, que mezcla sin asco la tradición de una liga con la figura de una copa.
Se mantiene premiando la mediocridad, donde gana el mejor de ocho partidos y la regularidad no importa.
Los torneos cortos fomentan el trabajo a corto plazo, destruyen las divisiones juveniles y acaban con la continuidad.
No erradicaron la infame 'fecha de clásicos', donde habrá muchos partidos sin trascendencia ni historia, y varios que representan una desventaja deportiva para varios equipos. Por ejemplo: No es lo mismo enfrentarse dos veces a Fortaleza o Uniautónoma, que a Nacional o Santa Fe.
Sigue siendo un campeonato sin identidad, que mezcla sin asco la tradición de una liga con la figura de una copa.
Se mantiene premiando la mediocridad, donde gana el mejor de ocho partidos y la regularidad no importa.
Los torneos cortos fomentan el trabajo a corto plazo, destruyen las divisiones juveniles y acaban con la continuidad.
Ramón Jesurún, presidente de Dimayor. Foto: El País |
Los nuevos problemas: Con esta nueva reforma, los partidos aumentan a 28 por semestre, es decir, 56 al año, tan solo por Liga, lo que sumado a la Copa Colombia y los compromisos internacionales redunda en menos preparación y mayor desgaste, razones para un balompié de menor calidad.
Y la pregunta del millón: Si quieren televisar los diez partidos por jornada sin cruces, ¿cuándo lo van a hacer? ¿Partidos a las 11 de la noche? ¿A las 11 de la mañana? ¿Los viernes? ¿Los lunes?
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