Esperando a Fidel (Fragmento)

Por: Juan Pablo Meneses
  El fragmento a continuación forma parte de la crónica "Esperando a Fidel"
"Oficialmente, el jefe del equipo médico de Fidel Castro es también el director del Club de los 120 Años, una agrupación destinada a fomentar la longevidad: en la isla viven más de 2mil cubanos mayores de cien años. 

"Cuba es el único país que en el mundo, como Estado, se preocupa de los siete aspectos fundamentales para que hombres y mujeres puedan vivir ciento veinte con calidad", declara Eugenio Selman, el médico de Fidel y presidente del club, detallando que esos aspectos fundamentales para vivir más de cien años son la motivación, la alimentación, la salud, la genética, la actividad física, la cultura y el medio ambiente.

Fidel Castro acaba de cumplir ochenta y un años, treinta y nueve para llegar a los ciento veinte. Tal vez todavía quede mucho tiempo para seguir escuchando la frase: "Hay que ir a Cuba antes que muera Fidel". Una sentencia caprichosa, y repetida. Porque a diferencia de lo que ocurre dentro de la isla, afuera siempre se ha asegurado que Castro muere en cualquier momento.

Los rumores sobre el fallecimiento de Fidel se han vuelto tan cotidianos como la trasmisión de los goles el domingo. Desde que dejó el poder, no ha habido un mes donde no se publique —especialmente en Latinoamérica y en Miami— algún rumor sobre el fallecimiento del líder de la Revolución cubana. Aunque una y otra vez son desmentidos desde La Habana, siempre vuelven a florecer los murmullos del fin.

Desde el 26 de julio de 2006 han sido muy pocas veces las que Fidel ha tenido apariciones, todas por fotografías o televisión. El propio Castro ha declarado que la información sobre su salud es, oficialmente, un "secreto de Estado".

El 13 de agosto de 2006, cuando cumplió ochenta años, se difundieron las primeras imágenes de Fidel: aparece acostado en una cama, convaleciente de una operación, y en compañía del presidente venezolano Hugo Chávez. Los primeros días de octubre la revista Time aseguraba que Fidel padecía un cáncer terminal, lo que es desmentido el 26 de diciembre por el médico español José Luis García. El 21 de marzo aparece fotografiado junto a Gabriel García Márquez, al aire libre, un día de sol. Y el 29 de marzo de 2007 publica por primera vez en Gratuita sus reflexiones. El título de su primera entrega: "Condenados a muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones de personas en el mundo".
La Habana. Imagen: Alex Bonilla

Dos días antes de subirme al avión para venir a Cuba los rumores tomaron una fuerza inusitada. Medios importantes, como el canal NBC News, la agencia Associated Press (ap) y el diario The Miami Herald, se apoyaban en información de blogs faranduleros, como el de Pérez Hilton, para desperdigar la noticia. Los cubanos en Miami volvían a desempolvar sus banderas, trompetas y petardos para los festejos. Los reporteros de medio planeta reservaban vuelos a La Habana. Había llamados de un lado a otro, pidiendo confirmación o desmentida. La noticia-rumor esta vez me pareció importante: sucedía dos días antes de viajar por primera vez a la isla.

La teoría popular de "hay que ir a Cuba antes que muera Fidel" esconde una creencia que dentro de la isla no se ve tan clara: que al otro día del funeral de Castro llegaran enormes containers repletos de Coca-Cola y un batallón de albañiles para construir cientos de locales de McDonald's. Que esa misma tarde principales cervezas americanas vendrán a auspiciar la liga de béisbol local, fotografiando a los mejores bateadores junto a rubias doradas traídas desde Miami, y que en cosa de horas se devolverán las fábricas y edificios y plantaciones de estadunidenses en manos del Estado cubano.

Parecía una mala broma. Después de años de escuchar la caprichosa frase y, dos días antes del vuelo, el rumor de la muerte. Estaba llegando tarde. En ese momento entendí, como nunca, a esos balseros que reman todo un mar para ser detenidos a metros de la otra orilla.
Ya en vuelo a la isla, la situación no mejoraba, la mayoría de los pasajeros iba a Cuba en plan de vacaciones, con sombreros y anteojos para protegerse del sol, vestidos con pantalones cortos y floreados y mirando folletos de resorts en Varadero, Cayo Coco y Cayo Largo. La misma ruta que en los años ochenta hacían algunos jóvenes sudamericanos comprometidos "con la causa". El mismo camino de quienes salían de sus países con documentos falsos para entrenarse en las escuelas de guerrilla urbana de La Habana, y después regresar a casa a derrocar las dictaduras. Esa ruta hoy está ocupada por veraneantes que pagan su semana de vacaciones en veinticuatro cuotas y llevan un cargamento triple de preservativos.

 —Dicen que murió hace una semana, pero yo no creo. De todos modos, nunca vamos a saber exactamente cuándo muera. Como el papa, viste, que ahora dicen que se murió quince días antes de la fecha que se dijo —comentaban dos argentinos durante el vuelo.

Oficialmente, uno nunca visita Cuba. Para los turistas el trámite de aduana es sencillo, expedito y con una particularidad: el viaje no queda registrado en tu pasaporte. No ponen un sello que oficialice que estuviste en el país de Fidel. "Es para que no les hagan problemas para ir a Estados Unidos", me dijo uno de los funcionarios de la aduana, en tono amable, cómplice. Había llegado a Cuba antes de que muriera Fidel, aunque luego vería que la Cuba fidelísima se terminó hace más de diez años."
Tomado de "Crónicas De Otro Planeta - Las mejores historias de GATOPARDO"

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