Por: DieGO
El camerino de América, previo al partido, no difería mucho de una final, Eduardo Niño, Wilson Perez, Jersson González, Harold Lozano, Juan Manuel Bataglia, Roberto Cabañas, Foad Mazziri, y el mismo Willington entre otros, hacían los trabajos de calentamiento con pasión, con total dedicación, como si fuera su primer partido. Y claro, también hubo tiempo para fotos y autógrafos para quienes fuimos invitados al recinto.
Como era de esperarse, la prensa omitió mencionar pormenores del espectáculo, como lo caro que está el palito de queso (o dedito en el Valle del Cauca), ni de que el pecho de jugadores, la cola de las porristas, el enorme trapo de la barra americana, el peto de la muy linda niña que custodiaba el camerino escarlata y el de todo el equipo logístico, e incluso las sudaderas de algunos policías tuvieran algo en común: el logo FSS, de la ya reconocida empresa que marcó varios goles en el partido de los productores de ropa deportiva en el país.
Como era de esperarse, los medios se centraron en el homenajeado, quien comenzó el partido vistiendo la casaca escarlata y lo terminó con la del equipo local; en sus movimientos, en las emociones, en sus palabras al final del partido, tras marcar su 2º gol, haciendo a un lado temas como el resultado (10-5 a favor de los locales), la taquilla, el arbitraje o el nivel del partido.
Sin embargo también hicieron algo no menos importante: El primer tiempo terminó al minuto 40 por incidentes en la tribuna sur entre las barras americanas y la Policía Nacional, los cuáles -quizá- causaron envidia en la barra rival que empezó a corretear a desprevenidos seguidores en las graderías orientales del Nemesio Camacho, queriendo, ansiando ser también protagonistas de los desórdenes. En este sector el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) actuó eficazmente.
La causa de los incidentes tampoco fue objeto de investigación por parte de los medios de comunicación, sin embargo, algunos hinchas sobrevivientes de la lateral sur afirman que el ESMAD quería sacar personas de la tribuna, otros, en cambio, aseguran que no querían dejar entrar a algunas personas, en lo que coinciden, es en la responsabilidad de la Policía, cuyos miembros han rehusado brindar información al respecto.
¿Había sobreventa? ¿Hasta qué punto una irresponsabilidad de los organizadores puede atentar contra la seguridad de los espectadores?
¿Fue correcta la actitud del ESMAD? El comportamiento de las autoridades acostumbra justificarse en la violencia a la que responde, sin medir la que también pueden generar, y generan.
¿Hinchas estaban cambiándose de tribunas? La raya que divide la falta de respeto y de honestidad de algunos imprudentes, y la de sentido común de algunos arquitectos y jefes logísticos, es milimétrica. Y hasta dónde el silencio mediático constituye una apología al mal comportamiento.
La causa puede ser cualquiera, el culpable también, pero todos pueden, podemos, evitar estas reprochables situaciones, con un poco de sensatez, de cultura, de humildad. el enfrentamiento no es contra la policía, tampoco ante la barra del equipo rival, ni las otras barras del mismo equipo (pues sí, lamentablemente también estos incidentes suceden), el lugar de la batalla no son los estadios, ni las calles o carreteras; sea usted empresario, policía, hincha, deportista o miembro del equipo logístico, el partido es contra cada sí mismo.
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