Por: DieGO
Capítulo aparte para Gallese, fiel reflejo del trabajador de a pie en esta Copa América. El mismo que regaló al un gol contra Brasil y se comió cinco en total aquella tarde en la Arena Corinthians, esta noche sacó mínimo cinco opciones manifiestas de gol, incluido un penalti, y desde el arco desequilibró la balanza ante un Chile, que tuvo en Gabriel Arias a su única pieza suelta. Porque no nos digamos mentiras, Chile no fue menos que Perú, jugó como campeón, tuvo 14 llegadas clarísimas. Se va goleado porque… porque hubo eclipse y la Albiroja le salió todo, no hay otra explicación.
La Roja perdió con las botas puestas, y enfrentará a una Argentina que vino de menos a más en el torneo y le plantó cara a Brasil. Una albiceleste que compensó con garra y jerarquía lo que le faltaba de fútbol y trabajo táctico. Nada para reprocharle a las dos selecciones que disputaron las últimas dos finales y se reencontrarán esta vez por el bronce.
Hay formas de perder. Se puede perder así, como estos semifinalistas, que merecen una ovación, o se puede perder teniendo mejores recursos humanos y sin hacer un tiro al arco del rival, demostrando la falta de jerarquía que te sacó de un Mundial y repetir los errores en la Copa América. Hay formas.
Y por último, aunque cada partido es una historia diferente, cómo vender la emoción y la incertidumbre de una final alrededor de un partido que terminó 5-0 hace menos de dos semanas.
Capítulo aparte para Gallese, fiel reflejo del trabajador de a pie en esta Copa América. El mismo que regaló al un gol contra Brasil y se comió cinco en total aquella tarde en la Arena Corinthians, esta noche sacó mínimo cinco opciones manifiestas de gol, incluido un penalti, y desde el arco desequilibró la balanza ante un Chile, que tuvo en Gabriel Arias a su única pieza suelta. Porque no nos digamos mentiras, Chile no fue menos que Perú, jugó como campeón, tuvo 14 llegadas clarísimas. Se va goleado porque… porque hubo eclipse y la Albiroja le salió todo, no hay otra explicación.
La Roja perdió con las botas puestas, y enfrentará a una Argentina que vino de menos a más en el torneo y le plantó cara a Brasil. Una albiceleste que compensó con garra y jerarquía lo que le faltaba de fútbol y trabajo táctico. Nada para reprocharle a las dos selecciones que disputaron las últimas dos finales y se reencontrarán esta vez por el bronce.
Hay formas de perder. Se puede perder así, como estos semifinalistas, que merecen una ovación, o se puede perder teniendo mejores recursos humanos y sin hacer un tiro al arco del rival, demostrando la falta de jerarquía que te sacó de un Mundial y repetir los errores en la Copa América. Hay formas.
Y por último, aunque cada partido es una historia diferente, cómo vender la emoción y la incertidumbre de una final alrededor de un partido que terminó 5-0 hace menos de dos semanas.
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