Por qué América sigue en la B

Por: DieGO

El triste diciembre de América condenó por otro año a la hinchada más grande del pais a ver a su equipo en la B. Y pone al mundo futbolístico a pensar. ¿Han dejado los diablos rojos de ser grandes?

Falta de refuerzos. 

El equipo se concentró en ídolos veteranos, ya exfutbolistas, y jóvenes canteranos, con mucho oxígeno y poca madurez. Los pocos jugadores en la cúspide de su carrera solo aportaron al equipo en sus finanzas, no solo en 2012, sino desde el último título americano en 2008.

No se entiende como se sostiene suspendido durante todo un semestre al portero Julián Viáfara, quien aparece finalizando el primer torneo, y lidera desde el fondo al equipo para la obtención del "Torneo Postobon I" (que con toda la pólvora, papel picado, trofeo y medallas no significó más que un cupo a una final), y cuando tiene todo dado para aportarle minutos al plantel, y está visto que pasa por un gran nivel, Eduardo Lara pide bajarle el salario al punto de sacarlo del equipo. 
Libis Arenas fue el hombre de Lara llamado a cubrir el arco escarlata, decepcionó por su nivel en la cancha, y fuera de ella. Para el segundo semestre, llegó Eduardo Blandón a reforzar... el banquillo, y Andrés Mosquera terminó atajando, sin hacerlo mal, pero lejos del liderazgo y del nivel esperado bajo tres palos que han cubierto hombres como Julio César Falcioni.

En la línea defensiva se dejó ir a un hombre no brillante pero sí de regularidad y confiable como el brasileño Eduardo Soares Ferreyra, sin razón aparente.
El apadrinado de Lara en la línea defensiva fue Luciano Ospina, quien nunca logró consolidarse como titular y fue opacado por el nivel superior de Julián Carabalí y Yamith Cuesta, entre otros tantos que rotaron sin rumbo en esa zona de la cancha.

Más adelante estaba Jaime Córdoba, recordado por ser el autor del último gol en la final de 2008 ante Independiente Medellín, que significó la estrella trece, también por partir a esa ciudad y vestirse de verde hablando muy mal del equipo con el que alzó la copa, por volver en 2012 con ínfulas de gran capitan, por irse a mitad de semestre por actos de indisciplina, y con pinta de volver en 2013. ¿Es serio?
Otro repatriado, Nóndier Romero suplió su lugar junto a Nicolás Schenone, al final, agotados ambos por la falta de alternativas y peleando más que jugando. Ni Leyvin Balanta, ni Rocardo Villarraga estuvieron cerca a hacerse con el puesto, ni siquiera pese a las lesiones o suspensiones, pues hombres de segunda línea fueron improvisados en su lugar.

Y en fase ofensiva hizo bastante falta un líder como Paulo César Arango, otro de los campeones de 2008 que regresó a salvar a América. En su caso, marginado por las lesiones y el mal manejo que se les dio desde el cuerpo técnico.
Muchos fueron los nombres que intentó promocionar Lara para su posición: Diego Vergara, Jhonny Rivera, Jonatan Philippe, Juan Carlos Escobar, Santiago Carabalí, Yamilson Rivera, Yeison Murillo... demasiados sueldos desperdiciados en lugar de contratar un jugador que diese la talla. Insisto, ¿quién era Philippe?
  
La gran revelación del torneo fue sir Steven Mendoza, jugador con mucho talento bruto, o ¿bruto con mucho talento? joven, con hambre de gol, pero con poco acompañamiento y cero progreso de principio a fin de torneo, gracias a un técnico que no supo trabajarlo y hacerlo crecer como atleta.

Eduardo Lara

Salpicado por el éxito de Reinaldo Rueda como seleccionador juvenil en 2005 y bendecido por la mala memoria de los colombianos, y respaldado, cabe mencionarlo también, por su buen ojo para encontrar jugadores; fue catalogado como el nuevo gran técnico del balonpie nacional, fracasó con la selección prejuvenil, fracasó con la selección absoluta con la misma base que hoy dirige José Pékerman, fracasó con la selección juvenil, en casa, con jugadores como James Rodríguez, con todo el apoyo logístico, financiero y mediático, jugando un Mundial en casa; y en el Pascual Guerrero sucedió lo más predecible: Fracasó con América de Cali.

Eduardo Lara Lozano, como técnico, es un gran empresario, es un hombre que sabe encontrar el talento, y ya. No sabe qué hacer con él (cuando no puede venderlo), no supo nunca desarrollar el potencial de los jóvenes, ni aprovechar la experiencia de los veteranos, ni mucho menos conservar y explotar el momento de aquellos en el pináculo de su carrera.

Lara tampoco supo manejar la disciplina de su equipo, y cuando tuvo un once ideal, con un largo invicto en casa, respetado por todos, temido por algunos, capaz de hacerle frente a un Atlético de Madrid; encontró todas las maneras de desbaratarlo y hacerlo olvidar.

Para rematar, un equipo que llega a una final, tras trabajar un año, y no juega a nada, que da tres toques atrás y un pelotazo a nadie, que jamás intenta una pared, un buen cambio de frente, un desborde, una gambeta, un buen pase al vacío o un remate de media distancia, ¿cómo va a anotar un gol? Y si atrás es una coladera, improvisando línea todos los partidos, con jugadores que se chocan entre sí para marcar a un rival, ¿nunca trabajaron un relevo? ¿qué hacía Lara durante la semana?

Crisis financiera.

Varios equipos colombianos se vieron permeados por dineros ilícitos a finales de la década de los 80 y principios de los 90, para nadie es un secreto. Alguno de ellos destinó tales dineros a comprar partidos y rivales, durante 2012 se habló de borrar o devolver las estrellas conseguidas de esa manera; otro utilizó ese poder para comprar o intimidar árbitros al punto de abortar todo un campeonato por la muerte de uno de ellos, Álvaro Ortega, y obtener al año siguiente la mayor presea del continente; y uno más invirtió en jugadores y cuerpo técnico para armar el mejor equipo del continente, retribuyéndosele con el único pentacampeonato del fútbol colombiano. Este último parece ser el crimen más grande y hoy en día, como también es de público conocimiento, América de Cali tiene sus cuentas bancarias bloqueadas, está vetado para contratar con diversas empresas e incluso para realizar negociaciones en dólares, lo cual, poco a poco ha mermado las posibilidades económicas de un ya golpeado club, mientras los otros implicados celebran.

Y por si fuera poco, malos manejos también han debilitado las arcas escarlatas y los sueños de sus dolientes.

Y no nos digamos mentiras, a muchos les conviene que América siga en la B, y no hablo de la Dimayor que tiene un producto más fácil de vender a la televisión o de los rivales que ven sus tribunas rojas y sus bolsillos llenos cada vez que reciben a La Mechita.

Por lo pronto, tendrán triste razón quienes afirmen que América no aprovecha ni las promociones del Éxito.

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