Por: DieGO
Es octubre, mes de elecciones, cuando todos los trámites ante entidades estatales se agilizan para facilitar la participación de toda la ciudadanía en los sufragios... por lo menos en teoría.
A las ocho de la mañana comienza mi travesía, me dirijo al edificio de la EPS para una diligencia aparentemente sencilla: Empezar a cotizar como independiente. Allí me piden:
- Una fotocopia de un documento.
- Una declaración extrajuicio (aún no tengo claro lo que significa ésta)
- Una afiliación a fondo de pensiones
- Un certificado de un contador con copia de su tarjeta profesional.
Conclusión inmediata: Era más fácil independizarme que ser oficializarlo.