Por: DieGO
Especialmente los adultos mayores, que no ven ni escuchan razones.
Se toman las vía exclusiva como si fuera la sala de su casa (o de su asilo) para caminar, trotar o pasear las mascotas; no les bastan las amplias alamedas que hoy en día abundan por la ciudad ni las zonas verdes que las rodean.
Estos individuos obligan a los ciclistas a rodar por ladrillos, trochas o lanzarse entre los automóviles, generando peligros para peatones, conductores, que evidentemente los tienen sin cuidado.
Son hombres y mujeres que responden a las amables sugerencias de transitar por donde corresponde con gestos ofensivos y/o con la irrespetuosa frase: "¿¡Es que no cabe!?"
Estos malos ciudadanos hacen caso omiso a las normas de tránsito, a las señales viales, a los diseños del espacio público y a los humildes consejos de algunos buenos ciudadanos, y lo hacen amparados en la reinante impunidad de este país.
¡No más! Exijamos una ciclorruta exclusiva para ciclistas, por la seguridad y la movilidad de todos.
Especialmente los adultos mayores, que no ven ni escuchan razones.
Se toman las vía exclusiva como si fuera la sala de su casa (o de su asilo) para caminar, trotar o pasear las mascotas; no les bastan las amplias alamedas que hoy en día abundan por la ciudad ni las zonas verdes que las rodean.
Estos individuos obligan a los ciclistas a rodar por ladrillos, trochas o lanzarse entre los automóviles, generando peligros para peatones, conductores, que evidentemente los tienen sin cuidado.
Son hombres y mujeres que responden a las amables sugerencias de transitar por donde corresponde con gestos ofensivos y/o con la irrespetuosa frase: "¿¡Es que no cabe!?"
Estos malos ciudadanos hacen caso omiso a las normas de tránsito, a las señales viales, a los diseños del espacio público y a los humildes consejos de algunos buenos ciudadanos, y lo hacen amparados en la reinante impunidad de este país.
¡No más! Exijamos una ciclorruta exclusiva para ciclistas, por la seguridad y la movilidad de todos.