¿Importa la Superliga?

Por: DieGO 

Es apenas justa, por parte de los hinchas, la celebración de cualquier título con todo el fervor y emoción correspondientes. Son ganadores, al fin y al cabo.

Es lógico que la Dimayor le de todos los aires de grandeza al producto cuya promoción y comercialización procura. De eso viven. 

Es entendible la sobredimensión del juego por parte de los patrocinadores a razón de sus intereses económicos.

También los intereses económicos explican el interés de los equipos participantes por darle la mayor importancia a cada final jugada, particularmente por temas de taquilla.

Incluso tiene sentido que el canal dueño de los derechos de transmisión difunda de la manera más emotiva, más aún cuando es de la misma casa del patrocinador-dueño de la competición y de uno de los equipos participantes de la misma.

Pero sin tales intereses de por medio, ¿Qué premia realmente la Superliga de Campeones y porqué habría de merecer tanta difusión? Este nuevo torneo, estrenado en julio de 2012, enfrenta a los campeones de los torneos semestrales del año anterior, definidos en junio y diciembre de 2011, en este caso Atlético Nacional de Medellín y Atlético Junior de Barranquilla, y le otorga un trofeo en ningún caso comparable con la estrella de la liga, ni siquiera con la aún incipiente Copa de nuestro país.

¿Premio a la continuidad? 
 
El verde de Antioquia fue campeón con: Gastón Pezzuti; Víctor Giraldo, Stephen Barrientos, Edgar Zapata y Danny Aguilar; Jairo Palomino, Víctor Ibarbo, John Valencia y Macnelly Torres; Dorlán Pavón y Carlos Rentería. Siendo técnico Santiago Escobar y contando con Luis Franco Armani, Edwin Cardona, Sebastián Pérez, Jairo Patiño y Orlando Berrío como alternativas. Más de un año después disputa la final con Cristian Bonilla; Elkin Calle, Stefan Medina, Alexis Henríquez, Farid Díaz; Alexander Mejía, Jherson Córdoba, Avilés Hurtado, Macnelly Torres; Jhon Freddy Pajoy y Jéfferson Duque. Ahora en el banco está Juan Carlos Osorio como entrenador, y a su lado Alejandro Bernal, Diego Álvarez y Óscar Murillo como emergentes.


Solo el capitán verde jugó ambas finales en el Atanasio Girardot. A la discontinuidad en nómina también hay que sumarle la de resultados. Tras conquistar la estrella, Nacional jugó dos torneos, logrando apenas 22 puntos en ambos, ubicándose 11 y 12 durante en 2011-2 y 2012-1 respectivamente. Por su parte, Junior de Barranquilla apenas logró 25 puntos y el décimo lugar en su defensa del título.

Así nos encontramos una final de dos equipos que están lejos, muy lejos de Once Caldas, el mejor equipo de 2011, y del Tolima, líder de la reclasificación en 2012, además de haber fracasado en sus compromisos internacionales y comenzar sin triunfos el segundo semestre del año.

¿Innovación?

Desde hace varios años el torneo de ascenso se define así, campeón del primer semestre contra campeón del segundo, se miden las caras en una única final que otorga el ascenso al vencedor y la promoción al vencido. Y en la primera división se hacía de la misma manera hace una década para determinar el merecedor de la estrella de ese año. Ahora, por lo mismo - o menos - se reparten dos estrellas y un trofeo adicional, bastante inflado mediáticamente.

Queda a consideración de cada quién, ¿cuánto vale realmente la Superliga?

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